Las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) han transformado nuestra sociedad, incluyendo el sector sanitario. Cada vez más, juegan un papel de gran importancia en la atención a los ancianos, tanto en las instituciones clínicas como en el hogar y la sociedad. Centrándonos en las instituciones clínicas, las TIC se utilizan para el diagnóstico, en la investigación, en la atención primaria, especializada y aguda, en urgencias médicas e incluso en la gestión de los recursos. Fuera del ámbito de las instituciones clínicas, la monitorización remota, los sensores electrónicos y los sistemas de detección de caídas, las alertas en el hogar, así como las nuevas aplicaciones para la promoción de hábitos de vida saludable y las redes sociales, pueden mejorar la salud, la seguridad y la calidad de vida del anciano, prolongando así su independencia y bienestar.
En primer lugar, a modo aclaratorio, abordamos la terminología relacionada con la tecnología y el cuidado de los ancianos, ya que existen numerosos términos similares entre sí. El capítulo se compone de 4 apartados más que culminan en unas conclusiones. El segundo apartado analiza el papel de las tecnologías y del anciano, así como los modelos sanitarios centrados en el anciano. Si bien existe un amplio consenso en la comunidad científica de que las tecnologías juegan un importante papel en la atención integral al anciano y pueden tener un impacto positivo tanto en él, y sus familiares como en los sistemas sanitarios y sociales, todavía se enfrentan a una serie de retos y barreras que frenan sus posibilidades. Esto se presenta en el tercer apartado, en el que se analiza cómo se puede impulsar su desarrollo desde las autoridades públicas, la industria, los profesionales y los propios ancianos y su entorno.
Por su parte, el cuarto apartado describe ejemplos de aplicaciones tecnológicas, estructuradas en cuatro secciones de acuerdo al estado de salud y dependencia del anciano: en primer lugar, las aplicaciones para promocionar hábitos de vida saludable, en ancianos que gozan de buena salud; después las tecnologías para el seguimiento remoto de enfermedades y la rehabilitación, seguidas de las que permiten una vida independiente, y, por último, una reflexión sobre la aplicación de las tecnologías en el apoyo a los cuidadores informales cuando los ancianos no son autónomos, ya que, en muchas ocasiones también son personas ancianas.
VILLALBA MORA Elena;
DEL POZO GUERRERO Francisco;
2016-01-21
Elsevier
JRC82446
978-84-9022-120-4,
https://publications.jrc.ec.europa.eu/repository/handle/JRC82446,